EL NIÑO SE HIZO GRANDE

Que Torres necesitaba dar un salto de calidad en su carrera futbolística era un lógica aplastante. Ahora que ese salto al Liverpool fuera tan fructífero, solo lo podían pensar algunos locos - entre los que me incluyo -. Estaba convencido que acabaría triunfando en Anfield, el juego que practican los reds de Benítez le viene como anillo al dedo al madrileño.

El Atlético lo traspasó el pasado verano por 36 millones de euros, una cifra nada despreciable tal y como está el fútbol actual. El negocio ha sido redondo para las tres partes. El Atlético, 12 años después, jugará la Champions y con los 36 millones hizo un equipo en condiciones con jugadores de nivel. El Liverpool se hizo con los servicios de un crack, en lo colectivo no ha sido una temporada para el recuerdo, ni mucho menos. Cuartos en la Premier - la asignatura pendiente de Rafa - y en semifinales de Champions.
Pero sin duda, el mayor beneficiado de este traspaso, ha sido Fernando Torres. El niño se ha consagrado como uno de los mejores goleadores de toda Europa. Con 33 goles en su primera campaña en Inglaterra le han valido para ganarse el respeto de los compañeros y de los rivales. 24 goles en Premier, solo por detrás de Cristiano Ronaldo, 6 en Champions y 3 en la Carling, han sido sus registros. Ha batido el récord que tenía Ruud Van Nistelrooy como debutante mayor realizador con 23 goles. Se ha quedado a 4 dianas del último pichichi red, Robbie Fowler, con 28 goles en la temporada 95-96.

Para completar el espectacular año del niño, le queda la Eurocopa para consagrarse como uno de los grandes del momento. Ya nadie duda que debe ser el delantero centro titular de la selección. Se lo ha ganado ha pulso. El niño ha madurado, y de que manera. El niño se hizo grande en Inglaterra.