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24 de marzo de 2008

EL PELIGRO DE SER ARBITRO

De bien sabido es por todos que ser árbitro es una profesión difícil, mucha presión mediática, décimas de segundo para decidir sobre una jugada...Pero la profesión de árbitro puede ser incluso de alto riesgo. Y sino que se lo pregunten a José Almendola.

Os preguntareis quien es José Almendola. Una persona como cualquier otra que un buen día decidió dedicarse al arbitraje como el que se dedica a la fontanería. En ese momento no sabía lo que le iba repercutir en su vida el vestirse de negro.
Almendola, años después de iniciar el duro trabajo del arbitraje, empezó a recibir en su domicilio cartas anónimas amenzandole de muerte. Su casa se convirtió en una oficina de anónimos que prometían hacerle tragar su silbato. El colegiado portugués, tremendamente asustado, contactó con la policía para que investigara en el caso. La cabeza de Almendola no paraba de dar vueltas para averiguar quien podía ser el autor de esas cartas. Pensaba, un antinguo enémigo, un jugador cabreado porque le había expulsado en algún partido...

Un tiempo después, la investigación de la policía daba sus frutos. Dieron con el autor de las misivas. Almendola no podía llegar a imaginar que tenía a su enemigo en casa. La autora de los anónimos no era otra que su esposa. Ésta harta de ver sufrir a su marido y de sentirle mancillado por los insultos de cada domingo, escribió esas cartas amenazadoras de su puño y letra.

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