La vuelta del Milan a la Champions, su verdadera competición tras un año en el infierno de la UEFA, era de lo más esperado en la jornada inicial de ayer en la Champions. No tenía un debut fácil, porque visitar el Velodrome de Marsella nunca es plato de buen gusto. Lo solventó con una victoria ante la alternativa a Madrid y Milan por un puesto en octavos. No mereció ganar, pero lo hizo porque Inzaghi juega en el Milan y no en el Olimpique. El resumen es claro: las que fallaron Niang y Brandao no las falló Superpippo, que pasan los años pero él sigue haciendo lo mismo que hace diez, meter goles. Ya lo comenté en un artículo hace un tiempo en el que subrayaba la profesionalidad del italiano y su afán de victoria que tiene en cada partido, sea contra el Marsella en Champions o contra el Bari en Coppa. Es un fuera de série, un jugador que todo entrenador querría tener en su equipo.
De los demás partidos destacamos el pobre empate a nada del Atlético en casa con la cenicienta Apoel de Chipre. Los colchoneros son así, capaces de perder estrepitosamente en Málaga y no ganar en su casa a Racing y Apoel. Eso sí, este sábado juegan en el Camp Nou, no me extrañaría nada que hicieran el partido del año. El Madrid ganó como se preveía, fácil muy fácil. El Zurich es un equipo de segundo nivel en España, y pese a que pudo sorprender a los blancos, la calidad en la Champions manda sobre el resto y ahí el Real Madrid anda muy sobrado. Destacamos como sorpresa, aunque no tanta, el empate del Girondins, campeón francés, en Italia contra la Juventus. El A será un grupo interesante con italianos, franceses y el Bayern, que goleó sin problemas al Maccabi Haifa. Por lo demás, todo sobre el guión, United y Wolfsburgo ganaron sus partidos en el grupo más asequible y Chelsea ganó a Oporto por la mínima, a su estilo. Hoy empieza lo bueno con un Inter-Barça apasionante.
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